La primera vez que Julio desapareció fue el 21 octubre de 1976, y estuvo detenido en varios centros de detención clandestina, hasta el 25 de junio de 1979. Soportó la tortura, la picana, la degradación humana, vio sufrir y morir a compañeros y hasta experimentó el deseo de su propia muerte, como la mejor alternativa que existía en esos tiempos.
Luego de 30 años de la etapa más sangrienta y oscura que atravesó nuestro país y de la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Miguel Etchecolatz fue el primer acusado de genocidio. Julio era querellante de la causa y testigo clave, ya que sus declaraciones involucraban a 62 militares y policías de la Bonaerense.
La segunda vez que Julio desapareció fue el 18 de Septiembre del 2006 y hasta el día de hoy no se supo nada de su paradero. Fue un día antes que se condene al ex director de investigaciones de la Policía Provincial a la pena de reclusión perpetua, donde hoy se encuentra detenido en la cárcel común de Marcos Paz.
Julio entro en la historia de nuestro país no solo por ser un desaparecido en democracia, sino por sus valores humanos, su valentía, su coraje y compromiso, por su colaboración en los juicios aún sabiendo que quizás corría otra vez peligro su vida.
Todos te agradecemos, Julio, y exigimos tu aparición con vida y la condena a los responsables.
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