miércoles, 12 de octubre de 2011

Memoria sindical hoy: Entrevista con el historiador Omar Acha (Primera parte)



“Los bancarios mostraron una solidaridad y una capacidad de lucha que sorprendió a otros sectores de la clase trabajadora”



Nadie nace de un repollo. Todos nosotros tenemos, como individuos y como grupo, una historia que nos hace ser quien somos. Un origen al cual remitirnos para buscar explicaciones del presente y lecciones para el futuro. De esta necesidad de bucear en nuestra historia (y nuestras historias) como laburantes, nació esta sección de la revista. Para esta entrega, nos acercamos a conversar con el historiador Omar Acha, que ha publicado diversos trabajos sobre el gremio bancario, su historia y sus luchas.



¿Cómo fue que te acercaste a investigar la historia del gremio bancario?

Me interesaba, sobre todo, estudiar las formas del activismo en un gremio particular (porque no es industrial) como el de los bancarios. Y de ese modo comencé a trabajar sobre las huelgas bancarias, sobre todo la de 1948 y 1950. Pero después me di cuenta que era preciso avanzar más allá de la caída del peronismo y estudiar lo que pasaba durante la llamada “revolución libertadora” (1955-1958) y luego durante el gobierno de Frondizi (1958-1962). Ahí fui entendiendo que desde el 45 se va dando un proceso de movilización y de autoorganización en el gremio bancario que recién se va a cerrar con la derrota de la huelga de 1959. Me fui interesando por lo que es la historia del gremio bancario, que es una historia que va más allá incluso de su sindicato, la Asociación Bancaria. Lo que se puede ver en mi libro [N.: Las huelgas bancarias de Perón a Frondizi, publicado por Ediciones del CCC, en el año 2008], es una historia mucho más rica que la historia de su sindicato, ya que lo que muestran esas huelgas es que la historia de la movilización de trabajadores de bancos es mucho mas densa y rica que las políticas que se planteaban desde la Asociación Bancaria. Por un lado, había unas prácticas institucionalizadas por la conducción del gremio. Por el otro, un proceso de autoorganización de delegados de base y de coordinación entre ellos, que en los momentos mas críticos pudieron incluso reemplazar a las direcciones establecidas.


Desde tu lugar de historiador, ¿qué importancia pensás que puede tener la historia para un laburante o un colectivo de trabajadores?

Creo que lo importante en este sentido es que sirva para recuperar tradiciones de lucha, y tratar de concebir una identidad de pertenencia a una determinada clase social, la clase trabajadora. Esa pertenencia a una historia mayor posibilita recuperar maneras de entender, de organizarse, de encontrar símbolos en común que permitan pensar nuevas proyecciones. Y que no se produzca eso que busca el capitalismo que es disgregar, o instalar esa idea de que los individuos tienen intereses únicos, propios, y que son antagónicos al de quien esta al lado; esa mirada que busca romper las formas de solidaridad. Conocer la historia del gremio (que, insisto, es mayor que la de sindicato) es una buena entrada para construir formas de identificación y de colectividad.


Vos hablabas del tema de la identidad. Y en tu libro hacés mención a una tensión de fondo en lo que significa ser un bancario; en tanto que miembro, a la vez, de la clase media y de la clase obrera. Por un lado, una cuestión mas política y cultural. Por el otro, una cuestión más técnica, el tema de una mecanización en el proceso de trabajo cada vez mayor… ¿Cómo es eso?

Entre la década de 1940 y la de 1960 se produce un pasaje lento, difícil y complejo entre una identificación que aleja al bancario del obrero (visto como “trabajador sin cultura”), y una nueva identidad donde pasa a formar parte integral del movimiento obrero. Esto obedece a transformaciones sociales que influyen también en los estatales, los docentes… no son los bancarios los únicos trabajadores más “intelectuales” o educados que pasan a formar parte de la clase trabajadora. En ese proceso de adhesión a un movimiento obrero, los conflictos fueron fundamentales. La organización sindical y los procesos de lucha fueron importantes, donde convergían las huelgas bancarias con las huelgas de los ferroviarios, de los petroleros… y surgían formas de solidaridad que excedían estas diferencias culturales o técnicas, donde había una movilización general de la clase trabajadora y, a pesar de los distintos orígenes y características, había una unidad en la lucha. Y esto pasa también en el aspecto más ideológico: en los momentos de conflictos, en el gremio bancario  había peronistas pero también socialistas, radicales, comunistas, y de otras tendencias incluso… pero se hacía prevalecer la solidaridad de clase. La condición de bancario unificaba a todos esos sectores y excedía las diferencias ideológicas para forjar una solidaridad y una capacidad de lucha que sorprendió a muchos otros sectores de la clase trabajadora, que veían a los bancarios como miembros de una clase media conformista, egoísta y no combativa. Y lo que yo intento mostrar es que esa solidaridad de clase introdujo a los bancarios en el seno de la clase trabajadora no sólo en torno a imágenes o ideas sino en la movilización y en la lucha reales.


(En el próximo número, la segunda parte)

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