“Los bancarios mostraron una solidaridad y una capacidad de lucha que sorprendió a otros sectores de la clase trabajadora”
Nadie nace de un repollo. Todos nosotros tenemos, como individuos y como grupo, una historia que nos hace ser quien somos. Un origen al cual remitirnos para buscar explicaciones del presente y lecciones para el futuro. De esta necesidad de bucear en nuestra historia (y nuestras historias) como laburantes, nació esta sección de la revista. Para esta entrega, nos acercamos a conversar con el historiador Omar Acha, que ha publicado diversos trabajos sobre el gremio bancario, su historia y sus luchas.
¿Cómo fue que te acercaste a investigar la historia del gremio bancario?

Desde tu lugar de historiador, ¿qué importancia pensás que puede tener la historia para un laburante o un colectivo de trabajadores?
Vos hablabas del tema de la identidad. Y en tu libro hacés mención a una tensión de fondo en lo que significa ser un bancario; en tanto que miembro, a la vez, de la clase media y de la clase obrera. Por un lado, una cuestión mas política y cultural. Por el otro, una cuestión más técnica, el tema de una mecanización en el proceso de trabajo cada vez mayor… ¿Cómo es eso?
Entre la década de 1940 y la de 1960 se produce un pasaje lento, difícil y complejo entre una identificación que aleja al bancario del obrero (visto como “trabajador sin cultura”), y una nueva identidad donde pasa a formar parte integral del movimiento obrero. Esto obedece a transformaciones sociales que influyen también en los estatales, los docentes… no son los bancarios los únicos trabajadores más “intelectuales” o educados que pasan a formar parte de la clase trabajadora. En ese proceso de adhesión a un movimiento obrero, los conflictos fueron fundamentales. La organización sindical y los procesos de lucha fueron importantes, donde convergían las huelgas bancarias con las huelgas de los ferroviarios, de los petroleros… y surgían formas de solidaridad que excedían estas diferencias culturales o técnicas, donde había una movilización general de la clase trabajadora y, a pesar de los distintos orígenes y características, había una unidad en la lucha. Y esto pasa también en el aspecto más ideológico: en los momentos de conflictos, en el gremio bancario había peronistas pero también socialistas, radicales, comunistas, y de otras tendencias incluso… pero se hacía prevalecer la solidaridad de clase. La condición de bancario unificaba a todos esos sectores y excedía las diferencias ideológicas para forjar una solidaridad y una capacidad de lucha que sorprendió a muchos otros sectores de la clase trabajadora, que veían a los bancarios como miembros de una clase media conformista, egoísta y no combativa. Y lo que yo intento mostrar es que esa solidaridad de clase introdujo a los bancarios en el seno de la clase trabajadora no sólo en torno a imágenes o ideas sino en la movilización y en la lucha reales.
(En el próximo número, la segunda parte)
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