miércoles, 12 de octubre de 2011

Editorial # 3

Con cada nuevo número de Preso en mi Ciudad, seguimos dando pasos importantes para consolidar la continuidad de esta publicación. Publicación que surge a partir del trabajo conjunto de la Comisión Gremial Interna pero también de muchos compañeros y compañeras que trabajan en las sucursales y dependencias, cuyo esfuerzo común nace con la conformación de la Secretaría de Derechos Humanos. En esta edición nos encontramos ante la efemérides, muy fresca y sentida, del pasado 18 de septiembre, cuando se cumplieron cinco años de la desaparición de Julio López. Desaparición que nos recuerda que la lucha por los derechos humanos y una vida plena de sentido no puede limitarse a los compañeros/as desaparecidos durante la última y sangrienta dictadura cívico-militar.
Nuestra reivindicación común se extiende a todos los derechos que hacen a nuestra dignidad como trabajadores y trabajadoras. Como ciudadanos y ciudadanas. Derecho a la salud, la vivienda, la educación, la igualdad ante la ley. Y también el derecho a trabajar en condiciones dignas, para que el trabajo nos sirva para vivir lo mejor posible. Muy distinto a la práctica que tanto vemos en nuestro Banco pero también en otros espacios laborales: la de vivir para trabajar.
Cabe ejemplificar con algo que puede parecer secundario, pero hace a nuestras condiciones de trabajo y de vida. Es nuestro derecho tomarnos nuestros 45 minutos de refrigerio, que siguen existiendo y que tenemos que hacerlos  valer. No compartimos la actitud de ver con desagrado al compañero que se tome su tiempo de refrigerio dentro del periodo de atención al público, no es aceptable prohibir este derecho y más grave es presenciar como lo están haciendo desaparecer subrepticiamente, naturalizando que “no se puede”. Ese criterio “de usos  y costumbres” que muchas veces nos perjudica, sabiendo que la Administración se apoya en ese tipo de prácticas, que buscan intensificar el trabajo de los laburantes en vez de contratar más mano de obra. Así, se cercena un derecho adquirido con la excusa de un criterio preestablecido.
Habría que ver a qué hora y cuanto tiempo pasan en nuestro comedor este Directorio y sus “funcionarios funcionales”.
Habría que ver qué hacían los que exigen que los empleados no salgan en horario de atención al público, cuando no eran jefes.
Habría que contarles la lucha de muchos compañeros por la cual se consiguió este derecho, que no vamos a resignar, porque seguiremos luchando.
Comprometete con los derechos de todos y todas. Tomate tus 45 de refrigerio.

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