Todo comienzo es difícil. Hemos dado el primer paso. Ahora la continuidad de la revista se va a ir consolidando y en crecimiento gracias al aporte intelectual de los compañeros. Esperamos y haremos todo lo posible para que esta iniciativa se mantenga en el tiempo. Es decir que tenga una continuidad institucional. El trabajo de los compañeros de las secretarías de Derechos Humanos y de Cultura nos sigue enorgulleciendo a todos los integrantes de la Comisión Gremial Interna.
Habría muchos temas para tratar en este editorial, pero vamos a destacar uno en especial porque hace a la identidad de nuestro banco. Nos estamos refiriendo a las dificultades que viene atravesando el sector Pignoraticio y Ventas, al cual injustamente se lo quiere achicar por un criterio de rentabilidad que a nuestro juicio es erróneo y que seguramente traerá consecuencias negativas para los trabajadores.
En este caso es el sector de alhajas el que viene siendo desmantelado, y es justamente el crédito social de empeño el que durante mucho tiempo fue la actividad central del Banco. No estamos de acuerdo con lo que pregonan algunos funcionarios del banco con que “el oro ya no es negocio”. Al margen que se está desvirtuando la función social que debe cumplir el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, hay hechos concretos que cuestionan esa afirmación.
El banco tiene en la zona oeste dos Sucursales pignoraticias (Flores y Morón), zona norte una sucursal pignoraticia (Belgrano) y otras dos en zona centro (Esmeralda 660 y 672). Se deben aumentar el número de sucursales y agencias, abarcando la zona sur. La reserva de oro sigue siendo rentable, y es preferible que el negocio lo haga la banca pública como ente regulador y así poder volcar los recursos excedentes hacia los préstamos a las PyMES, hipotecarios, personales, etc. cumpliendo su ineludible función social, que dejar el negocio solo en manos privadas.
Cuando el sistema capitalista entra en sus crisis periódicas (cada vez más graves), con caídas de acciones empresarias, los bonos, el consumo (petróleo, granos, etc.), el último refugio siempre termina siendo el oro.
El Banco de la Ciudad de Buenos Aires debe recuperar la exclusividad de las operaciones pignoraticias dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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