martes, 23 de agosto de 2011

Ciudad de pobres corazones





Con el fin de la dictadura militar y el retorno a la democracia, podría haberse superado el "no te metas": el Estado había reconocido la tremenda violación a los derechos humanos que se dio en el país en los 70` y recuperamos nuestro espacio de lucha, las calles. Sin embargo, junto al advenimiento de las políticas neoliberales a partir de los 90´ se dio un cambio de paradigmas con respecto a como veníamos pensando la política y las ideas con respecto a lo social.

Menem indulta a los militares y de esta forma comienza el silenciamiento de una generación completamente desvinculada de lo colectivo. Hablar de política se transformó, a los ojos de la mayoría, en algo aburrido, innecesario. Después, con el fenómeno de la crisis del 2001, nuevas formas de comunicación nos fueron facilitando las estrategias de lucha, los espacios de participación, las formas de economía alternativa. Se empezó a percibir un nosotros diferente, un sentimiento más común a todas y todos.

Ahora lo veo a Macri festejando al ritmo de una canción muy gomosa. Entre el público está Miguel del Sel, Winnie Pooh, Juliana Awada (mujer de Macri, dueña de una marca de Palermo Soho, denunciada por contratar talleres clandestinos en circunstancias laborales infrahumanas)… Winnie es la nueva política entonces. Miguel del Sel, cerrando campaña en el programa de Susana Giménez, es la renovación. ¿Qué es lo que pasa detrás de todo esto?

Semanas atrás se lo condenó a Fito Páez por escribir lo que parecía una carta de desasosiego total. Un texto desesperado de esos que a veces nos es imposible no hacer. Fue la voz oficial del Frente para la Victoria durante una semana y no se habló de otra cosa. En Telenoche estaban indignados: a un artista reconocido, al que le compramos sus discos, ¡le damos asco! En un minuto, en un texto más bien, se dio vuelta la campaña. Debatir, preguntar, explicar, conocer, investigar… profundizar ya no sólo incomodaba, ahora todo eso era parte de una difamación, exclusión, enfrentamiento.

¿La exclusión no es hacer esperar más a un ciudadano de provincia en un hospital público en capital, por ser de provincia? ¿No es la subejecución de presupuestos destinados a la educación pública? ¿La sobreejecución en materia de educación privada qué es?

Volviendo al discurso, prefiero retomar la ideología. Nadie debe ignorar que detrás de los muñecos que ahora están bailando al son de un optimismo desmedido se esconden Duhalde, Venegas, Barrionuevo, Olmedo, el que somete a 300 personas en La Rioja a trabajo esclavo… Las verdaderas ideas son la base de la política y se construyen a través del debate, del diálogo, del lenguaje. La no-política también es una política.

Somos artífices de nuestros futuros. Nosotros, como laburantes del Banco, que vemos que a nuestro compañero no le dieron un préstamo hipotecario social porque se enfermó o tuvo algún familiar con algún problema de salud, o charlamos con algún otro compañero que esperaba el retiro voluntario y no lo recibió, o escuchamos que nos dicen todo el día que los números dan, pero vemos como día a día nos exprimen pidiendo que vendamos, o cubriendo asientos que van dejando vacíos y haciendo el laburo de dos o más personas, siendo testigos activos del vaciamiento de sectores con una alta función social como es el pignoraticio…Y los artistas como Fito, como los del Colón, como los del Teatro San Martín, como los chicos de las escuelas artísticas, los de los centros culturales… todos ellos en lucha contra la "renovada" política de achique del Estado.

Para ser protagonistas tenemos que escucharnos, manifestarnos y resistir.

Siempre resistir aunque sea desde la silla de la caja de un banco PÚBLICO.


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