Si existe una forma en la que pueda definirse a Germán sería con una frase que le pertenece: “vivir como se piensa y actuar como se habla”.
Nació en Santa Teresita, en 1955, un año recordado en la historia por el golpe al gobierno de Perón y por la proscripción de su partido, así como la persecución y fusilamiento de sus seguidores. Sin embargo abrazaría la causa popular y ya a los 17 abandonaría la secundaria en el último año y se dedicaría a trabajar de pintor o albañil, como a la militancia en las villas de Barracas y Parque Patricios.
En sus idas y vueltas conocerá a Víctor De Gennaro, quién en 1975 logra que entre en los Talleres de Minería del Estado como pintor, al poco tiempo es elegido delegado, donde comienza su militancia sindical.
Pronto conocerá la burocracia sindical, y con el golpe cívico-militar del 76 las cosas irán empeorando. Pero Germán es un militante nato, siempre moviéndose, inquietándose y trabajando para la construcción de un porvenir favorable para los trabajadores, y frente a la complicidad del gremio ante los militares genocidas, en 1977 forma clandestinamente la agrupación ANUSATE, como respuesta a la burocracia sindical y al vaciamiento del gremio tanto en lo ideológico como en lo material.
Sin llegar a los 30 años es elegido Secretario General de ATE seccional Capital, recuperando el gremio de las manos de los cómplices de la dictadura, algo que los bancarios no hemos conseguido aún.
Germán siempre construyendo irá trabando diálogo con diferentes agrupaciones sociales, en busca de espacios de mayor participación y de construcción democrática. Entonces el sindicalismo le quedará chico, y se enrolará en la lucha política desde el justicialismo, siempre en contra de la corrupción, y de la dirigencia entreguista a los poderes de turno. Por eso en 1985, junto a Chacho Álvarez, funda el Movimiento de Renovación Peronista.
Pero luego su lucha se extenderá a un campo que no tenía en cuenta: su salud. Presa del cáncer medular, comienza a plantearse la idea de una operación, que será la primera de una serie de más de 20 que se realizara tanto en Estados Unidos como en Cuba.
Siempre en el gremio, siempre en la política, siempre dando su humanidad y su simpleza, manifestando su coherencia y sus ideales de transformar el país para que no pertenezca a una minoría, Germán va peleando en contra de quienes van desprestigiando al estado, era la época de oro de Grondona y Neustadt, quienes desde la pantalla de la televisión le decían a Doña Rosa que la felicidad de la gente y de los estatales más precisamente, se encontraban en las manos de los capitales privados. Tuvo que enfrentarlos y aún así expuso el peligro que suponían las privatizaciones y el achicamiento.
En 1988 es reelecto secretario de ATE y en 1989 diputado nacional por del PJ, oponiéndose de lleno a la política del neoliberalismo, logrando sancionar la Ley de Convenciones Colectivas de los trabajadores del Estado. En 1990 rompre con el bloque justicialista y renuncia a su afiliación al partido cuando Menem otorga el indulto a los militares genocidas, y forma “el grupo de los ocho” junto a Juan Pablo Cafiero y el Chacho entre otros.
Aún así no le alcanzaba y en 1991 viendo que los espacios eran cada vez mas chicos por el avance del menemismo y los neoliberales, funda junto a De Gennaro el Congreso de los Trabajadores Argentinos, antesala de la CTA (Central de los Trabajadores Argentinos), un espacio distinto para romper con la banalización de la política, para crear un frente popular, de participación democrática ante el bipartidismo existente.
A esta altura Germán ya iba perdiendo su batalla contra el cáncer, ya no había posibilidades, era terminal, pero siguió luchando contra él, hasta el último momento. Flaco, en sillas de ruedas, peleó por su salud. Pero también por sus ideas, y por un país justo.
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